Sigo escuchando esa canción, la que me inspira un beso, pero no es eso en lo que quiero pensar; quiero dejarlo de lado para no pensar nunca más en los besos que me quedan y los que tuve. Me centrare en ver la vida desde otra perspectiva, adiós niña de diecisiete años, hola mujer de casi dieciocho. Y sonrío al pensar que alguna vez podre dejar de ser yo misma, y cambiar mis pensamientos por un yo que todavía no ha llegado. Sigo queriendo emborracharme cada viernes para no tener recuerdos el sábado, y sigo teniendo miedo al amor, a que alguien me guste, al gustarle a alguien. Me aterra atarme a alguien y estar cómodo toda la vida con la misma persona. Me aterra que me quiera tanto como yo le quiero a el, y por eso huyo, me hago la tonta y le ignoro totalmente hasta que se olvide de mi. Pero eso es de la chica de diecisiete, llega la de casi dieciocho, a la que no le importa lo que venga, si no el presente, y no piense en todo lo que podrá pasar o los sentimientos que tiene, simplemente les deja fluir por su bien y por el de todos.
Bienvenida casi dieciochoañera...